ARTE BIZANTINO

MAUSOLEO DE GALA PLACIDIA (RÁVENA)

Según la tradición el Mausoleo fue hecho construir por la propia Gala Placidia. El insigne monumento, tan bien conservado, es de los más antiguos que nos ha llegado sin sufrir transformaciones. Se construyó en el segundo cuarto del siglo V. Sin embargo, nunca ha albergado los restos de la Augusta Galla Placidia, la célebre hija del emperador Teodosio, mujer de vida agitada tras esposarse con el bárbaro Ataúlfo y posteriormente con el patricio Constancio III, con quien tuvo dos hijos Honoria y Valentiniano. Gala gobernó Rávena y Occidente durante muchos años, primero asociada a la dignidad imperial y después como regente de su hijo Valentiniano III. Gala Placidia murió en el año 450 en Roma, donde seguramente fue enterrada en el mausoleo de la familia de Teodosio, cerca de S. Pedro en el Vaticano.

El exterior del edificio es de una simplicidad extrema. Las líneas son sobrias, con una planta en forma de cruz latina (12,75 m y 10,25 m.). Los muros inferiores están decorados con arcos, entre los cuales se abren siete ventanas largas y estrechas.


Sin embargo, el interior sorprende por su suntuosidad y preciosismo decorativo. Los mosaicos cubren enteramente la bóveda de cuatro brazos y la cúpula central. Solamente la parte inferior está cubierta por un zócalo de mármol amarillo. Los mosaicos de Gala Placidia constituyen un complejo orgánico milagrosamente conservado. Aquí los artistas, al margen de la influencia oriental, trabajaron en línea con las antiguas decoraciones romanas (vivos retratos de las figuras y decoración paisajística). Como elemento nuevo aparece el sentido casi obsesivo del exultante color. Una tonalidad nocturna de azul cubre los cielos y las espléndidas franjas decorativas, como riquísimos tejidos extendidos para cubrir y eludir la finura de la pequeña construcción. Se crea un ambiente y una atmósfera delicada y suave, enriquecida por la cálida luz que penetra pos las pequeñas ventanas de alabastro.

Las decoraciones del mausoleo están dominadas por el gran tema cristiano de la redención, lo que confirma el diestino funerario del edificio en sus orígenes. En el centro de la cúpula, repleta de anillos concéntricos de estrellas de oro sobre un fondo azul, está situada la cruz, símbolo del triunfo de Cristo sobre la muerte y promesa de la salvación de todos los fieles. Entre los ángeles de la cúpula, aparecen representados los cuatro símbolos de los Evangelistas, mientras que en la parte inferior, en los cuatro lunetos aparecen las imágenes de algunos Apóstoles.

Éstos visten grandes togas blancas y, al igual que los senadores romanos, levantan la mano derecha con el gesto típico de la “acclamazio”. A sus pies, una pareja de palomas posadas sobre un vaso de límpida agua; una dobla el cuello, mientras que la otra se inclina con el pico para beber.

En los lunetos laterales, dos parejas de ciervos, inmersos en exuberantes volutas de acanto, beben agua de un lago encrespado con olas. Tanto las palomas como los ciervos son una sútil mística alusión a las ánimas que obtienen y beben del agua de la verdadera fe y de la vida eterna.

Sobre la luneta frontal está representado San Lorenzo, vestido de blanco con la cruz y el Libro Sagrado. En el luneto que se encuentra sobre la puerta de ingreso aparece la figura del Buen Pastor entre su rebaño. Se trata de uno de los mosaicos más bellos del arte paleocristiano. Cristo, imberbe, vestido con una túnica de oro y un manto púrpura, está sentado sobre una roca en una posición singular, pero que da a la figura vivacidad y fuerza. Con la mano izquierda se apoya sobre una cruz y con la derecha acaricia a una de sus ovejas. Como fondo aparece un paisaje rocoso con árboles y arbustos sabiamente desplazados, cubierto por un cielo azul.

Al interior se pueden observar tres grandes sarcófagos de mármol griego, con ornamentos típicos del arte de Rávena. Según algunos, los sarcófagos fueron introducidos en el mausoleo antes del siglo XIV, mientras que otros opinan que fueron construidos para la capilla. El sarcófago central, comúnmente llamado el de Gala Placidia, es un sarcófago bastante tosco, sin esculturas ni inscripciones, probablemente inconcluso. El sarcófago derecho, del siglo V, es generalmente llamado (pero sin  fundamento histórico) de Constancio III, segundo marido de Gala Placidia, mientras que el sarcófago izquierdo se denomina de Valentiniano III, hijo de Gala.